sábado, marzo 31, 2007

-Estos vientos, Julia, nos traen las voces del pasado.

Don Geranio se para en el fondo de la bodega, ahí donde está la ventanita que no cierra y se alcanzan a ver los campos floreados. Otea el horizonte con aire entre nostálgico y distante.

Julia, desde la ¿estupidez? que le dan sus 12 años no ve a Don Geranio, ni a los vientos, ni escucha las voces del pasado.

-Abuelo, ¿me compras un caballo?

-Muchachita pendeja. ¿Y para qué quieres un caballo?

Silencio.

-Para ir al cielo a buscar a mi mami.

Don Geranio odiaba hablar de su hija.

-Serás taruga. Cállate y escucha, tu madre ya debe andar por aquí.

Y no hubo más, ni preguntas, ni caballos.